Pedro de Oviedo y Falconi

Fray Pedro de Oviedo y Falconi
Información personal
Nombre de nacimiento Pedro de Oviedo y Falconi Ver y modificar los datos en Wikidata
Apodo Fray Pedro de Oviedo
Nacimiento 1577
Madrid, España
Fallecimiento En 1649 en las Charcas (Actual Sucre, Bolivia)
Madrid
Nacionalidad España
Religión Iglesia católica Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Obispo-Arzobispo de la Achidiócesis de Santo Domingo, de Quito y de las Charcas.
Años activo 1611-1649
Cargos ocupados
  • Arzobispo católico
  • Arzobispo de Santo Domingo (desde 1621)
  • Arzobispo de La Plata (Bolivia) (desde 1645) Ver y modificar los datos en Wikidata
Orden religiosa Orden del Císter Ver y modificar los datos en Wikidata
Órgano Barroco-regalo de Fray Pedro de Oviedo a su Monasterio Cisterciense de Santa María de Huerta

Fray Pedro de Oviedo, llamado Pedro de Oviedo y Falcony, nació en Madrid, hacia 1577. Monje cisterciense, ingresó al Monasterio de Santa María de Huerta, donde hizo su profesión solemne como monje. Fue catedrático de Artes y Teología en Alcalá y luego obispo-arzobispo de la Archidiócesis de Santo Domingo (actual República Dominicana), obispo-arzobispo de la Archidiócesis de Quito (Actual Ecuador) y obispo-arzobispo de Las Charcas (Actual Bolivia) que en el siglo XVII pertenecían al Virreinato del Perú. Falleció siendo arzobispo de las Charcas (actual Sucre, Bolivia), el 18 de octubre de 1649, después de dos años de servicio episcopal.

Reseña biográfica

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Primera etapa de su vida

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Monasterio Cisterciense Santa María de Huerta, en Soria, España. Vista panorámica del monasterio y el pueblo, que llevan el mismo nombre.

Pedro de Oviedo, hijo de padres asturianos, nace en Madrid, en fecha desconocida, pero suponemos al principio de la década de los setenta del siglo XVI (1577); ingresa en el Monasterio Cisterciense de Santa María de Huerta, en Soria, el 11 de diciembre de 1592, recibido por Fr. Luis de Rivera, profesando a principios de 1594, en manos de Fr. Bernardo Gutiérrez.[1]​ Ese mismo año, es enviado juntamente con Fr. Ángel Manrique a estudiar filosofía al Colegio que tenía la Congregación en el monasterio de Meyra (Lugo). En 1596 pasa a Alcalá para cursar los estudios teológicos, con un mayor énfasis en la Sagrada Escritura; diez años después, explicará, durante tres años, Artes en el colegio de la Congregación en el monasterio de San Clodio (Orense). Acabados estos cursos lo hacen Lector en Alcalá, y en 1613 le mandaron graduarse; a la primera oposición gana la cátedra y luego pasa a la cátedra de Vísperas.

Entrada de la Iglesia

Años de trabajo apostólico

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De su labor universitaria pasa a la de gobierno; durante 10 años, de 1611 a 1621, alterna el cargo de abad del Colegio de Alcalá con el de Definidor General o Consejero en el gobierno central de la Congregación, hasta que en 1621 es promovido al obispado Santo Domingo, en Hispano América, por nombramiento del rey católico (sine die) y el 3 de marzo se le concedió el palio; algunos amigos y admiradores habían intentado, sin conseguirlo, que fuera elegido General de la Congregación. Recibe la ordenación episcopal, en la capilla del Noviciado de la Compañía de Jesús, en Madrid, de manos del cardenal Spínola. La primera acción en su diócesis fue celebrar Sínodo. En el Arzobispado de Santo Domingo sucedió a Pedro Solier, O.S.A., que había sido antes Obispo de Puerto Rico. Celebró un Concilio Provincial de la Provincia Eclesiástica en 1622 y un Sínodo Diocesano en 1626.

Poco duró aquí su labor, iniciada en 1623; a los cinco años, fue trasladado a Quito, Perú (en el siglo XVII Quito pertenecía al Virreinato del Perú. En la actualidad Quito es la capital de Ecuador), como su noveno obispo, el 14 de mayo de 1628. Estando aquí de obispo envió a Huerta dinero para la construcción del órgano barroco que está en la Iglesia. En esta diócesis desarrolló una fecunda labor durante más de dieciséis años, pese a sus reiterados deseos de regresar a España.[2]

Y de aquí, 20 años después, en 1645, es trasladado al arzobispado de la Plata, en Bolivia.

Ministerio Episcopal

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La obra más destacada de sus siete años en Santo Domingo fue la celebración del I Concilio Provincial de Santo Domingo (21 de septiembre de 1622-1º enero de 1623), al que asistieron en persona o por medio de delegados los obispos de las cinco diócesis que conformaban entonces la Provincia Eclesiástica de Santo Domingo. Ciertas dificultades creadas por la monarquía en cuanto a las decisiones del Concilio con respecto a la promoción de negros o mulatos a sagradas órdenes y la protección de la población indígena hicieron, que nunca recibiría la aprobación de Felipe IV. Aparte de sus visitas pastorales, algunas por medio de un visitador designado, otra obra de importancia fue un plan para clausurar el Asilo u Hospital de San Andrés (12 de febrero de 1625), que solo albergaba a cuatro pobres, y aplicar sus rentas a la dotación del Seminario Conciliar.

Las mejoras en cuanto al profesorado y planes de estudio solo serían posibles una vez que el gobierno de Gabriel de Chávez Osorio devolviera a la Iglesia la propiedad de Seminario. La sencillez y entrega del arzobispo cisterciense queda demostrada, como comentaba Utrera, por el hecho de asistir diariamente al confesonario de la Catedral, como otro cualquiera de sus sacerdotes o como si fuese coadjutor de una parroquia pequeña del interior.[3]

En total, ejerció su ministerio pastoral en aquellas tierras durante 28 años, distinguiéndose sobre todo por la pobreza, rayana en la miseria, al dar todo lo que poseía a los pobres y, a veces, sin tener con qué sustentar a su propia familia. Su gobierno en la catedral de Sucre fue muy corto, solo duró dos años. Fray Pedro de Oviedo falleció el 19 de octubre de 1649 y fue sepultado en la Capilla de Nuestra Señora de Guadalupe de la Catedral de Sucre.[4]​  Años después sus restos mortales fueron trasladados a la Cripta de la Catedral donde descansan en la actualidad.[5]

Algunas de sus obras

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- Commentarium in Dialecticam Aristotelis. - Commentarium in Logicam Aristotelis. - Commentarium in Physicam Aristotelis. - Commentatium in Primam Partem D. Thomae - Commentarium in Primam secundae D. Thomae.

Nombramientos

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  • Catedrático de Artes y Teología en Alcalá
  • Arzobispo-obispo de Santo Domingo.
  • Arzobispo-obispo de Quito (En el siglo XVII, pertenecía al Virreinato del Perú. Actualmente es la capital de Ecuador).
  • Arzobispo-obispo de Las Charcas (En el siglo XVII, pertenecía al Virreinato del Perú. Actualmente pertenece a la archidiócesis de Sucre, en Bolivia).

Referencias

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  1. Cordón, Constantino. Obispos, Generales y Abades de Huerta. Archivo del Monasterio Cisterciense de Santa María de Huerta: Inédito. p. Folios 21v, al 22v. 
  2. Paniagua Pérez, Jesús (1997). «La problemática del episcopado quiteño: Fray Pedro de Oviedo (1629-1647)». Revista Cistercium, pp. 141-172. 
  3. Sáez, José Luis (2011). Arquidiócesis de Santo Domingo, ed. Episcopologio de la Arquidiócesis de Santo Domingo. Santo Domingo, República Dominicana: Búho. p. 51-52. ISBN 978-99934-67-64-9. 
  4. García Quintanilla, Julio (1964). Arzobispado de Sucre, ed. Historia de la Iglesia en La Plata, Tomo I: la Iglesia durante la colonia. Sucre, Bolivia. p. 172-174. 
  5. Arias Pérez, Miguel Angel (2018). «Fray Pedro de Oviedo y Falcón, monje cisterciense. Una vida consagrada a Dios en España sembrada en la América del siglo XVII». Revista Cistercium, año LXIX, Nº 270, pp. 109-146. 

Bibliografía

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  • C. HENRIQUEZ, Poenix reviviscens, Bruselas, apud J. Meerbequium, 1626, pgs. 447-449;

C. DE VISCH, Biblioteca Scriptorum Sacrae Ordinis Cisterciensis, Colonia, 1656, pg. 270; A. MANRIQUE, Cisterciensium seu verius Ecclesiasticorum Annalium a condito Cistercio, tomo IV, Lugduni, 1659, pgs. 683, 685, 686, 690, 696, 697; C. CORDÓN, Obispos, Generales y Abades de Huerta, inéd. Archivo de Huerta, fols. 21v –22v; ZAMORA Y LUCAS, ‘Mitras y coronas en el Real monasterio de Santa María de Huerta’, en Celtiberia, 23 (1962), pgs. 7-50; L. ESTEBAN, ‘Los escritores hortenses’, en Cistercium, n. 83 (1962), 293-294; L. HERRERA, ‘Actas de nombramientos de varios obispos de monjes de Huerta, ibidem, n. 79 (1962), pgs. 322-325; Yánez, Damián y otros, ‘Cistercienses españoles escritores’, en Cistercium, n. 265 (2015), 265-266

Sáez, José Luis. Episcopologio de la Arquidiócesis de Santo Domingo. Búho. Santo Domingo, 2011. García Quintanilla, Julio. Historia de la Iglesia en La Plata. Tomo I: La Iglesia durante la colonia (Desde 1553 a 1700), Sucre, 1964. Pp. 172-174

Para consultar un estudio completo reciente, con gráficos:

Arias Pérez, Miguel Ángel, Fray Pedro de Oviedo y Falcón, monje cisterciense. Una vida consagrada a Dios en España, sembrada en la América del siglo XVII. Revista Cistercium, Nº 270, año LXIX, pp. 109-146