Una película perdida o film perdido es un largometraje o un cortometraje de cine que no existe en ningún archivo de este tipo de material,[1][2] a nivel mundial, e incluso en ninguna colección privada.[3]
Las expresiones película perdida, film perdido o cinematografía perdida igualmente son utilizadas en el sentido literal para designar películas de las cuales ciertas escenas o ciertas secuencias han sido efectivamente perdidas, no editadas o descartadas de versiones alternativas que sí existen hoy en día.
De tanto en cuanto es encontrada una copia de una película perdida, y esa copia o copias son entonces catalogadas bajo el nombre de películas Lázaro. Esto ocurrió por ejemplo con Robín de los bosques, película de 1922.
Una película que no existe en su integridad es calificada como película parcialmente perdida.
La mayoría de las películas perdidas son del cine mudo o de los primeros años del cine sonoro, es decir, de entre los años 1894 y 1930 aproximadamente.[4] La fundación de preservación de películas de Martin Scorsese estima que el 80% de las películas de cine de esa época están perdidas.[5]
Numerosas películas de los comienzos del cine se perdieron por causa de la presencia de nitrato,[6] particularmente inestable e inflamable, en películas fotográficas-cinematográficas.
El fuego también destruyó archivos enteros; por ejemplo, un incendio en un almacén en 1937 destruyó todos los negativos originales de la Twentieth Century Fox filmados antes de 1935.[7] Por otra parte, una película puede deteriorarse rápidamente si no es preservada en un ambiente con temperatura y humedad controladas.
No obstante, la causa más frecuente de la pérdida de películas mudas fue la destrucción intencionada, dado que estas películas tenían poco o ningún valor comercial con posterioridad a 1930, fin de la era del cine mudo.
A este respecto, el conservador Robert A. Harris dijo:
La plupart des premiers films n'a pas survécu à cause de la vente en masse des studios. Il n'y avait aucune raison de sauver ces films. Ils avaient simplement besoin d'une chambre forte mais le matériel était cher à l'époque pour les studios.[8]Robert A. Harris.
La mayoría de las primeras películas no ha sobrevivido a causa de las ventas en masa de los estudios. No había ninguna razón para salvar esas películas. Simplemente necesitaban una caja fuerte pero en la época el material resultaba caro para los estudios.
Además, muchas de las primeras películas de Warner Bros Entertainment y de First National Pictures se perdieron, porque esos estudios aplicaban el procedimiento de sonido sobre disco, el cual utilizaba registros separados para imagen y sonido usando un fonógrafo especial y, en consecuencia, muchas de las bobinas sin su audio asociado fueron desechadas por presuponerlas inútiles. El señalado sistema técnico tuvo un giro fundamental en 1930, cuando se popularizó el procedimiento del sonido sobre la propia película.
Antes de la era del sistema de grabación VHS y de la televisión, se consideraba que las películas tenían muy poco valor cuando finalizaba su interés comercial en las salas de cine. Y por esta razón, muchas películas fueron deliberadamente destruidas por los estudios de producción, con el fin de ganar espacio y reducir sus costos de almacenamiento. Así, muchos negativos en Technicolor de los años 1920 y 1930 fueron simplemente desechados con el objetivo de ganar espacio, cuando por política comercial los estudios entonces rechazaban retomar sus películas que estaban en cofres Technicolor. Además, muchas películas fueron recicladas para así recuperar la plata contenida en las películas, perdiendo de esta manera el registro de las escenas.
También ciertas impresiones fueron vendidas intactas (completas o en parte) a personas que tenían aparatos privados de proyección, y que deseaban poseer escenas de sus películas favoritas con la finalidad de exhibirlas a sus conocidos durante sus reuniones privadas.
A fin de preservar las películas a base de nitrato, se hicieron copias sobre películas de salvamento a base de celulosa o incluso gracias al registro digital, a pesar de que la opción de la celulosa fue inicialmente más apreciada que la opción numérica en la mayoría de los archivos, a causa de la mayor longevidad probada de la primera opción, así como de una mayor similitud de la misma respecto de la forma original.
Véase por ejemplo el caso de Theda Bara: de las 40 películas que realizó esta actriz, solo han sobrevivido tres y la mitad de una. Otro ejemplo es el caso de Clara Bow: de sus 57 películas, 20 están absolutamente perdidas, y 5 de las que se conservan están incompletas.[9]
También hay casos especiales o excepcionales: todas las películas de Charlie Chaplin sobrevivieron, incluso muchos metrajes inutilizados de 1914, con excepción de A Woman of the Sea (que el propio Chaplin destruyó), así como una de sus primeras películas con Keystone Studios, Her Friend the Bandit.
El llamado soporte de seguridad de triacetato de celulosa de 35 mm fue introducido en 1949. Este soporte tenía un material de base mucho más estable que la precedente película de nitrato, y la prueba contundente de ello fue que muy pocas películas se perdieron a partir de los años 1950. No obstante lo señalado, se debe admitir que en el nuevo material ciertos colores se atenuaban, cambiaban o desaparecían, y que además el síndrome del vinagre amenazaba las películas, aunque obviamente también continuaron siendo importantes las condiciones del almacenamiento en cuanto a la calidad y longevidad del material preservado.[10]
La mayoría de las principales películas de los años 1950 sobrevivieron hasta hoy día, con excepción de las primeras películas pornográficas y de algunas de las llamadas series B, las cuales se perdieron.
Debe lamentarse la pérdida de algunas películas de realizadores conocidos,[11] como por ejemplo: Ecstasies of Women y Linda and Abilene de Herschell Gordon Lewis, estrenados en 1969.
Ciertas versiones (blanco y negro, color, con o sin sonido, etc.) de algunas películas están posiblemente perdidas, como por ejemplo muchas de las primeras películas en color: La isla misteriosa de Lucien Hubbard (The Mysterious Island) de 1929 así como The Show of Shows de John G. Adolfi, existen solo parcialmente o no existen en color, ya que las copias adicionales para los archivos fueron hechas en blanco y negro.
Por su parte, dos películas en 3D de 1954, Top Banana y Southern Passage, solo existen en formato 2D, ya que únicamente se archivó una de las copias, en lugar de las dos necesarias para conseguir el efecto 3D.
Muchas películas importantes de la era del cine mudo, películas donde intervienen actores célebres y reconocidos, obras del séptimo arte con indiscutidos talentos creativos, no se han perdido pero existen a través de un único ejemplar en los museos del cine o en colecciones privadas, y en muchos de estos casos, se trata de películas que jamás fueron copiadas, ni digitalizados, ni preservados de ninguna manera.
Algunas películas producidas con el sistema del sonido sobre disco, como por ejemplo vitaphone, en los que el disco estaba separado de la película, hoy día son considerados perdidos, pues los discos con el registro sonoro se perdieron o se dañaron, mientras que las imágenes afortunadamente aún se conservan.
Muchas películas de vitaphone hoy día existen solo a través de las imágenes y, por el contrario, de otras únicamente han llegado a nuestros días los discos con los sonidos, pero sin las imágenes correspondientes.
Por su parte, unas cuantas películas con sonido estereofónico de mediados de los años cincuenta del siglo XX, fueron registradas sobre bobinas magnéticas de 35 mm, ya que en esa época, para el registro estereofónico se usaron cintas magnéticas simples (tales como las de cuatro pistas de Fox, una forma de registro que inicialmente se convirtió en el estándar de la banda sonora estereofónica). Películas como House of Wax (1953),[16] The Caddy, The War of the Worlds (1953), The 5,000 Fingers of Dr. T y también From Here to Eternity, que en un principio fueron registrados sobre cintas de tres pistas, hoy día tienen su sonido magnético utilizable únicamente sobre cintas con pistas ópticas monofónicas. Toda la química propia del manejo magnético aplicada a la película con base en triacetato, fue la causa efectiva del deterioro autocatalítico ("síndrome del vinagre") de la película, ya que mientras los estudios pudieron utilizar un negativo óptico monofónico que podía ser impresionado, los ejecutivos y responsables no sintieron la necesidad de preservar las versiones estereofónicas sobre bandas sonoras.
El término «película perdida» igualmente fue aplicado por error a las películas que sobrevivieron en integralidad, pero que jamás fueron presentadas al público en formatos tales como Video Home System o Digital Versatile Disc, y que incluso jamás fueron difundidas por la televisión, y entre estas películas, pocas tienen liberados los derecho de autor, y pocas están disponibles en bootleg (ediciones no autorizadas y en calidades por cierto variables).
Ocasionalmente, las copias de una película (así como las emisiones de televisión) que son consideradas perdidas, pueden ser finalmente encontradas. Por ejemplo, la versión de Frankenstein de 1910 estuvo perdida durante décadas, hasta que una copia fue reencontrada en los años 1970 en el domicilio de un coleccionista. Algo similar ocurrió con la película Ricardo III de James Stuart Blackton dado a conocer en 1912, pues en 1996 se reencontró una copia que fue restaurada por el American Film Institute.
A veces, una película se cree perdida en su estado de origen debido a una restauración o modificación, o por habérsele aplicado el procedimiento de coloreado o algún otro método de recuperación.
La jaula, el episodio piloto de la serie de televisión Star Trek, emitido en 1964, solamente sobrevivió en su versión blanco y negro, hasta llegados los años 1980, cuando los elementos de color fueron reencontrados, permitiendo así producir una versión enteramente en color.
A principio de los años 2000, la película alemana Métropolis de Fritz Lang — que fue distribuida en varios montajes diferentes a lo largo de los años — fue finalmente restaurada en una forma muy próxima a la versión original después de que se efectuaran las reparaciones necesarias mediante la edición asistida por ordenador. De todas maneras, la cuarta parte de la película de origen fue considerada perdida, según el distribuidor Kino Video de la obra restaurada en DVD. Finalmente el 1 de julio de 2008 los expertos en cinematografía de Berlín declararon que una copia completa de montaje, con los 210 minutos originales de la película, había sido encontrada por fin[18] en los archivos del Museo del Cine en la ciudad de Buenos Aires (Argentina).[19]
Muchas películas fueron realizadas juntando fragmentos de películas perdidas. Así por ejemplo, Decasia, aparecida en 2002, está únicamente compuesta de secuencias encontradas en estado ruinoso y luego unidas, lo que a lo producido da un efecto de poema de tono abstracto entre luminosidad y oscuridad.[20] Asimismo, la película histórica Lyrisch Nitraat de Peter Delpeut (de 1990), también se generó uniendo secuencias encontradas en una caja en un cine de Ámsterdam.
En 1993, Delpeut realizó Forbidden Quest, formado con secuencias de los comienzos del cine y de la fotografía, y combinando archivos con nuevo material, con el fin de contar una historia ficticia sobre una expedición a la Antártida destinada al fracaso.
El documental-parodia La verdadera historia del cine[21] pretendía mostrar secuencias reencontradas de los comienzos del cine, pero en lugar de ello, los realizadores utilizaron secuencias nuevas, haciéndolas pasar como películas perdidas.[22]
En cuanto a la película Eldorado de Bouli Lanners, difundida en 2008, retoma secuencias de películas amateur encontrados por azar en una compraventa de ocasión, material que no llevaba ni fechas ni nombres.