Stephany Griffith-Jones | ||
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Stephany Griffith-Jones | ||
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Vicepresidente del Banco Central de Chile Actualmente en el cargo | ||
Desde el 25 de enero de 2024 | ||
Presidente | Rosanna Costa | |
Predecesor | Pablo García Silva | |
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Consejero del Banco Central de Chile Actualmente en el cargo | ||
Desde el 3 de marzo de 2022 | ||
Predecesor | Mario Marcel | |
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Información personal | ||
Nacimiento |
5 de junio de 1947 (77 años) Praga, República Checa | |
Nacionalidad | Estadounidense | |
Lengua materna | inglés | |
Familia | ||
Cónyuge | Robert Griffith-Jones | |
Familiares | Franz Kafka (tío-abuelo) | |
Educación | ||
Educada en | Universidad de Chile | |
Posgrado | Cambridge University | |
Información profesional | ||
Ocupación | Economista, académica e investigadora | |
Empleador | ||
Stephany Griffith-Jones (nacida como Stepanka Novy Kafka; Praga, 5 de junio de 1947)[1] es una economista checa-estadounidense radicada en Chile, especializada en finanzas internacionales y desarrollo, con énfasis en la reforma del sistema financiero internacional, específicamente en relación con regulación financiera, gobernanza global y flujos internacionales de capital.
Nacida en República Checa, se mudó a Chile junto a su familia cuando tenía un año de edad. Asistió a la escuela primaria y secundaria en el Santiago College y se graduó de la Universidad de Chile. Es sobrina-nieta del escritor checo Franz Kafka. Adoptó su apellido actual después de casarse con el matemático británico Robert Griffith-Jones.[1] Fue asesora económica del programa presidencial del candidato de Apruebo Dignidad Gabriel Boric, en la elección de noviembre de 2021. En marzo de 2022 fue propuesta por el presidente Sebastián Piñera como consejera del Banco Central de Chile, siendo ratificada por el Senado de ese país.[2]
Comenzó su carrera en 1970, en el Banco Central de Chile. Ha actuado como consultora principal para gobiernos de Europa del Este y América Latina y para muchos organismos internacionales, incluidos el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Comisión Europea, Unicef, PNUD y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo.[2] También fue miembro de la Comisión Warwick sobre reforma financiera internacional.[2]
Trabajó en Barclays Bank International en el Reino Unido,[cita requerida] fue profesora en el Instituto de Estudios para el Desarrollo de la Universidad de Sussex, y luego ejerció como directora de mercados financieros en Initiative for Policy Dialogue,[3] con sede en la Universidad de Columbia en Nueva York y miembro asociado del Instituto de Desarrollo de Ultramar.[2]
Además, ha ocupado el cargo de subdirectora de Finanzas Internacionales en la Secretaría de la Commonwealth y ha trabajado en el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas y en la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.[2]
Ha publicado más de 20 libros y ha escrito varios artículos académicos y periodísticos. Su último libro, editado conjuntamente con José Antonio Ocampo y Joseph Stiglitz, Momento para la mano visible, Lecciones de la crisis de 2008, se publicó en 2010.[2]
Ha contribuido a la investigación y sugerencias de políticas sobre cómo hacer que el sistema financiero nacional e internacional sea más estable para que pueda satisfacer mejor las necesidades del desarrollo económico inclusivo y la economía real. Uno de sus primeros artículos, El crecimiento de la banca multinacional, el mercado de la moneda euro y sus efectos en los países en desarrollo[4] en el Journal of Development Studies, publicado en 1980, advirtió sobre el riesgo de conceder préstamos bancarios internacionales excesivos a las economías en desarrollo.[cita requerida]
Su libro de 1986 con Osvaldo Sunkel, Deuda y crisis de desarrollo en América Latina: El fin de una ilusión, mostró los efectos negativos de la crisis de la deuda latinoamericana de los años ochenta en el desarrollo económico de la región.[5] Fue una de las primeras defensoras del alivio de la deuda en América Latina y África subsahariana.[cita requerida]
Con Ricardo Ffrench-Davis en la década de 1990, contribuyó al debate sobre cómo América Latina podría frenar y manejar los volátiles flujos de capital.[6] Nuevamente advirtió sobre los riesgos de costosas crisis financieras si no se implementaran medidas suficientes como los controles de capital.[cita requerida]
Después de varias crisis financieras, principalmente en países en desarrollo, a mediados de la década de 1990 aboga por las regulaciones de flujo de capital en los países de origen como una forma de frenar los flujos de capital excesivos y volátiles.[7] Creía que esto reduciría el riesgo de grandes reversiones de los flujos de capital y las crisis financieras que resultan de ellos. Esto se discute en su libro de 1998 Flujos Globales de Capital, ¿deberían ser regulados?.[8]
En el debate sobre la reforma de la arquitectura financiera internacional, contribuyó al análisis de la prevención de crisis, especialmente a través de la regulación financiera y la gestión más eficaz de las crisis financieras. Por ejemplo, abogó por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en cuestiones sobre los derechos especiales de giro como un medio para proporcionar liquidez oficial cuando los flujos de capital privado caen bruscamente. También abogó por préstamos ampliados y menos condicionales del FMI para que los países no tengan que ajustar innecesariamente sus economías, especialmente frente a crisis financieras u otros shocks externos.[cita requerida]
Con José Antonio Ocampo desde finales de la década de 1990 ampliaron el concepto de reforma anticíclica del sistema financiero internacional para ayudar a estabilizar los flujos de capital y los préstamos privados nacionales. El objetivo era evitar las frecuentes crisis costosas, facilitar la gestión macroeconómica y lograr un crecimiento económico estable e inclusivo en los países en desarrollo.[cita requerida]
Ha trabajado en las aplicaciones prácticas de estas ideas. Ha abogado por la reforma del financiamiento compensatorio del FMI frente a los shocks externos para hacerlo más grande, más rápido y con menos condicionalidad. Del mismo modo, fue una de las primeras en apoyar la expansión de los bancos de desarrollo, a nivel nacional, regional y multilateral, y su papel en los préstamos anticíclicos. También ha abogado por los bonos vinculados al PIB como un mecanismo anticíclico para reducir el riesgo de crisis financieras.[9] Por otro lado, ha apoyado durante mucho tiempo la idea de la regulación anticíclica. Estas y otras medidas prácticas están destinadas a reformar el sistema financiero para que respalde un crecimiento económico inclusivo estable sin crisis financieras costosas.[cita requerida]
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