El vimana (en sánscrito विमान vimāna) es un mítico vehículo volador hinduista, descrito en la antigua literatura de la India. Se pueden encontrar referencias sobre este artefacto ―incluso su utilización en la guerra― en textos hinduistas antiguos.
En el Rig-veda (el texto más antiguo de la India, de mediados del II milenio a. C.) se dice que el dios del Sol viaja en un carruaje vimana luminoso (que es el propio Sol). Otros dioses vuelan en carruajes vimanas con ruedas, tirados por animales, generalmente caballos (aunque el carruaje del dios védico Pushan es tirado por cabras). En el Majabhárata (c. siglo III a. C.) no se los nombra. En el Ramaiana (c. siglo III a. C.), el Kirata aryuníia (c. siglo VI d. C.), el Samarangana-sutradhara (c. siglo XI) y el Bhágavata-purana (c. siglo XII) se describen vimanas de diferentes tamaños y formas, como un carro o carroza de los dioses, como un mítico automóvil aéreo, a veces funcionando como un mero asiento o trono fijo, otras veces moviéndose por sí mismo y cargando a su ocupante a través del aire. Otras descripciones muestran al vimana más como una casa o palacio (se cuenta de uno que tenía siete pisos de altura).
Existen muchos sitios en internet con exageraciones, malas traducciones y falsedades. Por ejemplo, se habla de «extraños elementos a reacción», cuando en ningún texto sánscrito aparece el concepto de reacción.[cita requerida]
En las páginas del Ramaiana ―gran poema épico hinduista del siglo III a. C. atribuido el poeta Valmiki― se encuentran alusiones a carros voladores que habrían sido utilizados en el curso de las guerras entre los dioses del panteón hinduista. El demonio Rávana poseía un pushpaka (vimana de flores) con el que podía volar.
Mientras se iban desarrollando estas cosas, Rama, el Kakutsida, le dijo a Vibhishana: «Ocúpate de procurarme un pronto regreso a mi ciudad. El camino a Aiodhiá es muy difícil de recorrer». A lo que respondió Vibhishana: «Hijo de monarca de la Tierra, yo cuidaré que te conduzcan a tu ciudad. Hay un carro llamado pushpaka, carro incomparable, resplandeciente como el Sol y que marcha por sí mismo. Montado sobre ese carro, él te conducirá sin inquietud hasta Aiodhiá. Tras estas palabras Vibhishana llamó urgentemente al carro parecido al Sol, acompañado por su hermano y por la ilustre videhana, encendida de rubor. El raghuida, ya montado, le dijo a Sugriva: «Apresúrate a subir en el carro con tus generales, Sugriva. Sube también con tus ministros, Vibhishana, monarca de los rakshasas. Al instante, Sugriva con los reyes de los simios, y Vibhishana con sus ministros, llenos de alegría, montaron en el gran carro pushpaka. Cuando todos estuvieron embarcados, Rama ordenó al vehículo que partiese y el incomparable carro de Kuvera se elevó hacia el mismo seno de los cielos. El carro volaba como una gran nube empujada por los vientos. Desde allí paseando su mirada por doquier, el guerrero descendiente de Raghú, dijo a Sita la mithiliana, la del rostro bello como el astro de la noche: «Mira, ya veo el palacio de mi madre... ¡Aiodhiá! ¡Inclínate ante ella, Sita, mi videhana, hete aquí de regreso!». Apenas la muchedumbre, presurosa, les vio llegar como un segundo sol y con tan rápida marcha, el aire fue rasgado con potentes gritos de alegría, lanzados por ancianos, mujeres y niños. Todos gritaban: «¡Aquí está Rama!». Bharata, pasando de la tristeza a la alegría, se acercó, con las manos juntas y honró a Rama: «Sé bienvenido», pronunció, con el respeto que le merecía su hermano. Pero éste se apresuró a alzarlo, lo apretó contra su pecho y lo estrechó entre sus brazos con alegría.
El Samarangana-sutradhara es una obra enciclopédica acerca de la arquitectura clásica hinduista (vastu shastra) escrita por el rey paramara Bhoja de Dhar, quien vivió entre el 1000 y el 1055 d. C. En 83 capítulos se tratan temas como la planificación urbanística, la arquitectura de casas y templos, la escultura decorativa y los mudras (diferentes poses de las manos y las piernas), los cánones de la pintura artística y un capítulo (el 31) dedicado a las iantras (‘máquinas’).
Este capítulo de los iantras ha atraído la atención de las pseudociencias y la ufología en particular. El escritor suizo Erich von Däniken, en su libro Erinnerungen an die Zukunft (Recuerdos del futuro, de 1968) comenta: «En el Samarangana sutradhara hay capítulos completos dedicados a describir aeronaves que escupen fuego y mercurio por la cola» (pág. 72). A partir de esa frase, los ufólogos pergeñaron el «motor vórtex de mercurio» (mercury vortex engine), que se menciona por ejemplo en el libro Invenciones suprimidas:
Los motores de mercurio se describen en antiguos manuscritos de la India.Jonathan Eisen, Suppressed inventions, pág. 503[3]
En varios sitios de internet se dice que el Samarangana sutradhara dedica 250 versos a explicar las naves espaciales.
Jonathan Eisen, Suppressed inventions, pág. 504
Pero en el texto original sólo seis versos (95 a 100) mencionan vimanas «con forma de pájaro». En contraposición a lo anteriormente expuesto, los vimanas no tenían por qué tener forma de pájaro.
La palabra vimana (sin acento) tiene otros significados (siendo que la palabra mana significa ‘mente’, ‘comprensión’, ‘corazón’, ‘sentimiento’):