El Choclo – jedno z najsłynniejszych tang argentyńskich, skomponowane przez młodego, nieznanego wówczas kompozytora Ángela Villoldo w 1905 roku.
Historia El Choclo związana jest z ekskluzywną restauracją Ristorane Americano, w której publiczność z wyższych sfer spotykała się, by słuchać znanego wówczas pianisty Jose Luisa Roncallo, grającego w towarzystwie klasycznej orkiestry. Młody, nieznany nikomu kompozytor Ángel Villoldo, pokazał skomponowane przez siebie nuty tanga pianiście, który początkowo niechętny, ostatecznie zdecydował się na jego publiczną prezentację. Dla tanga kompozytor zaproponował nazwę El Choclo (co w swobodnym przekładzie oznacza kolbę kukurydzy). Istnieje również anglojęzyczny tytuł The kiss of fire (Pocałunek ognia), pochodzący z jednego z amerykańskich plagiatów utworu.
Prawykonanie, pod kierunkiem Jose Luisa Roncallo, odbyło się w restauracji Ristorane Americano w Buenos Aires, pod koniec 1905 roku.
"El Choclo" jest typowym tangiem argentyńskim. Wykonywanym zazwyczaj z zastosowaniem ostrego, synkopowanego rytmu. Słowa do muzyki napisał sam kompozytor. Jednak były one kilkakrotnie modyfikowane, a nawet zmieniane przez kilku autorów.
Istnieje kilka wersji słów do tanga El Choclo. Jedna z nich jest tekstem oryginalnym napisanym przez kompozytora w 1903 roku. Tekst ten jednak nie zdobył większej popularności i często zastępowany był tekstami innych autorów.
De un grano nace la planta
que más tarde nos da el choclo
por eso de la garganta
dijo que estaba humilloso.
Y yo como no soy otro
más que un tanguero de fama
murmuro con alborozo
está muy de la banana.
Hay choclos que tienen
las espigas de oro
que son las que adoro
con tierna pasión,
cuando trabajando
llenito de abrojos
estoy con rastrojos
como humilde peón.
De lavada enrubia
en largas quedejas
contemplo parejas
si es como crecer,
con esos bigotes
que la tierra virgen
al noble paisano
le suele ofrecer.
A veces el choclo
asa en los fogones
calma las pasiones
y dichas de amor,
cuando algún paisano
lo está cocinando
y otro está cebando
un buen cimarrón.
Luego que la humita
está preparada,
bajo la enramada
se oye un pericón,
y junto al alero,
de un rancho deshecho
surge de algún pecho
la alegre canción.
Vieja milonga
que en mi horas de tristeza,
traes a mi mente
tu recuerdo cariñoso
y encadenandome a tus notas
dulcemente,
siento que el alma
se me encoje poco a poco.
Hoy que los años
han blanqueado ya mis sienes,
tango querido,
viejo tango que me embarga,
con la cadencia
de su musica sentida,
recuerdo aquella epoca,
tan linda que se fue.
Con este tango que es burlón y compadrito
se ató dos alas la ambición de mi suburbio;
con este tango nació el tango, y como un grito
salió del sórdido barrial buscando el cielo;
conjuro extraño de un amor hecho cadencia
que abrió caminos sin más ley que la esperanza,
mezcla de rabia, de dolor, de fe, de ausencia
llorando en la inocencia de un ritmo juguetón.
Por tu milagro de notas agoreras
nacieron, sin pensarlo, las paicas y las grelas,
luna de charcos, canyengue en las caderas
y un ansia fiera en la manera de querer...
Al evocarte, tango querido,
siento que tiemblan las baldosas de un bailongo
y oigo el rezongo de mi pasado...
Hoy, que no tengo más a mi madre,
siento que llega en punta 'e pie para besarme
cuando tu canto nace al son de un bandoneón.
Carancanfunfa se hizo al mar con tu bandera
y en un pernó mezcló a París con Puente Alsina.
Triste compadre del gavión y de la mina
y hasta comadre del bacán y la pebeta.
Por vos shusheta, cana, reo y mishiadura
se hicieron voces al nacer con tu destino...
Misa de faldas, querosén, tajo y cuchillo,
que ardió en los conventillos y ardió en mi corazón.