El impacto socioeconómico de la pandemia de COVID-19 es una grave crisis mundial que inició a principios del año 2020, primeramente en China, y luego en todo el mundo, causado principalmente por la expansión de la enfermedad COVID-19. La pandemia de COVID-19 provocó, entre otras cosas, un impacto socioeconómico a nivel global. La alta circulación viral y rapidez de propagación del virus, así como las medidas impuestas por los Gobiernos con el fin de controlar la enfermedad para evitar un colapso sanitario, ha afectado severamente a la economía de los países, así como al estilo de vida de sus ciudadanos.[1] Se ha dado lo que se conoce como "Exceso de mortalidad" en varios países del mundo debido a la COVID-19.
Esta crisis, a veces llamada el Gran Encierro, el Gran Confinamiento, la Coronacrisis o la crisis económica por coronavirus, ha causado la mayor recesión mundial de la historia.[2][3][4] Esta crisis ha causado la caída del mercado de valores de 2020, un fuerte aumento del desempleo, el colapso de la industria del turismo, el colapso de la industria hotelera, el colapso de la industria de la aviación, el colapso del precio del petróleo, el colapso de pequeñas empresas, la desestabilización y colapso de la industria energética, el aumento de la deuda pública, el aumento de la desigualdad económica entre ricos y pobres, el cierre masivo de escuelas, el aumento de la desigualdad de aprendizaje educativo entre ricos y pobres, una gran desaceleración de la actividad del consumidor, una crisis de liquidez del mercado, la suspensión masiva de eventos culturales, artísticos, deportivos, religiosos, políticos, entretenimientos, entre otros eventos; así como grandes protestas y disturbios alrededor del mundo.
Durante los primeros meses, cuando la epidemia se limitaba casi exclusivamente a China, se produjo escasez generalizada de productos farmacéuticos,[5] electrónicos[6] y otros productos manufacturados debido a la paralización de numerosas fábricas en China.[7][8] En ciertas localidades (en particular en Italia y Hong Kong)[9][10] se observaron compras de pánico y la consiguiente escasez de comida y otros artículos esenciales de abastecimiento.[11] La caída de la demanda de materias primas por el parón de actividad en China primero y luego en el resto del mundo llevó a fuertes caídas de precios, en particular del petróleo, lo cual perjudicó a los países y empresas productores. El miedo de los inversores les llevó a refugiar su dinero en valores considerados seguros, en particular la deuda pública de los países percibidos como más solventes. De manera colectiva, los empleos destruidos representan más de una cuarta parte de todos los puestos de trabajo en estas economías. A medida que las empresas pierden ingresos, el desempleo aumenta considerablemente, lo que transforma una perturbación en la oferta sobre una perturbación en la demanda aún más extensa para la economía.[12][13]
Los mercados bursátiles mundiales empezaron a caer fuertemente el 24 de febrero de 2020 debido al aumento significativo en el número de casos de COVID-19 fuera de China continental.[14][15] Para el 28 de febrero de 2020, los mercados bursátiles de todo el mundo acumulaban los mayores descensos de una semana desde la crisis financiera de 2008.[16][17][18] Algunos comentaristas llamaron a esta caída un «cisne negro»,[19] si bien el inventor del concepto de cisne negro no está de acuerdo con la etiqueta porque considera que una pandemia como la de COVID-19 era altamente probable.[20] Las fuertes caídas prosiguieron las semanas siguientes, con fuertes bajadas el 9 de marzo y el 12 de marzo.
A mediados de marzo la gravedad de la crisis obligó a intervenir a los gobiernos[21] y a los bancos centrales de muchos países, a través de la política monetaria y la fiscal para evitar el colapso de la economía[22][23] Los mercados bursátiles rebotaron rápidamente debido a la intervención de los bancos centrales de las principales potencias financieras, que inundaron de liquidez el sistema y redujeron fuertemente los tipos de interés. El índice estadounidense S&P500 recuperó su valor anterior a la pandemia en junio[24] y en noviembre se batió el récord de subida mensual en las principales bolsas del mundo.[25] Además de las acciones, también subieron fuertemente otros activos como el oro[26] y las criptomonedas.[27] Los mercados de Estados Unidos y de Alemania terminaron el año en máximos históricos, mientras que los de otros países como el Reino Unido y España cerraron 2020 con fuertes pérdidas.[28] Las principales fortunas del mundo vieron aumentar su patrimonio alrededor de un 24% a lo largo del año.[29]
A medida que se propagaba la pandemia, se cancelaban o posponían las conferencias y eventos mundiales en tecnología, moda, deportes, entre otros.[30] En España los sectores económicos más afectados por las restricciones serán probablemente aquellos en los que la mayoría de trabajadores son mujeres, como son la hostelería, el turismo o la peluquería. A diferencia de la situación durante la crisis, en el que el sector de la construcción, más masculinizado, fue el más afectado. Por lo tanto, muchas mujeres quienes ya sufrían unas condiciones precarias perderán su empleo. Además, la limitación del transporte público ha afectado mayormente a las mujeres, ya que hay un gran porcentaje de ellas que utilizan el transporte público como único medio de transporte.[31]
El 19 de mayo de 2019 Google, siguiendo órdenes de la administración de Estados Unidos, anuncia que dejará de proporcionar actualizaciones de su sistema operativo para móviles Android a los propietarios de teléfonos de esta marca, y que las nuevas unidades de Huawei no podrán utilizar las aplicaciones básicas para funcionar (como Gmail, Play Store, Google maps, etc). Huawei ha respondido afirmando que generará sus propias actualizaciones, pero la complejidad de diseñar y distribuir un nuevo sistema operativo, la dificultad para que los programadores de aplicaciones saquen una tercera versión de las aplicaciones, etc. ha llevado a generar dudas sobre la efectividad de las intenciones declaradas por responsables de la empresa.
Según expertos consultados en distintos medios de comunicación, esta acción instrumentada por Google llevará al desmantelamiento de toda la línea de producción de móviles de Huawei, dada la pérdida de credibilidad que supone para una empresa el no poder garantizar que sus teléfonos ya vendidos puedan seguir funcionando, además de las mayores restricciones para los futuros modelos que tuviera listos y en diseño para colocar en el mercado de la telefonía móvil.
Por el momento, ningún responsable ni de Huawei ni de Google, han señalado quien debe hacer frente a las eventuales reclamaciones legales por parte de los compradores de los teléfonos ya existentes, ni las que pudiera emprender Huawei contra Google. Se desconoce el impacto económico tanto en la empresa como en el conjunto de propietarios de teléfonos en el mundo.Bajo el gobierno de Boris Johnson se logró un acuerdo que permitió que el Brexit se concretase el 31 de enero de 2020.[32] La UE perdió el 13 % de su población, el 15 % de su producto interior bruto (PIB) y el 5,6 % de su superficie. A pesar de ello, la UE continuó siendo en 2020 una potencia política y económica mundial: formaba el tercer mayor grupo de población después de China y la India, además de concentrar el 18,5 % de la economía mundial, y el 16 % de las exportaciones mundiales.[33] Tras el Brexit, la eurozona pasó a sumar el 86 % del PIB y el 77 % de la población de la UE, reforzando así su importancia como motor político y económico de la Unión.[33]
El 1 de enero de 2021 se hizo efectiva la salida del Reino Unido del bloque comunitario. Los ciudadanos y las empresas británicas dejaron de estar bajo el marco normativo de la UE. El texto del acuerdo comercial, que ambas partes negociaron durante todo el año, marcaría la base para la relación futura entre la UE y el Reino Unido.[34]
Sin embargo, quedó por definir el hipotético papel que tendría el Reino Unido dentro del proyecto de construcción de la autonomía estratégica la UE.[35]A mitad de diciembre de 2019, un grupo creciente de personas, muchos relacionados al Mercado Mayorista de mariscos de Huanan en Wuhan, fueron infectados con neumonía sin causas claras. Científicos chinos posteriormente enlazaron la neumonía a una nueva cepa de coronavirus, la cual recibió la designación inicial de 2019-nCoV.
El 10 de enero de 2020, se reportaron el primer caso de muerte y 41 infecciones clínicamente confirmadas causadas por el reciente coronavirus .[36] Al 22 de enero de 2020, el nuevo coronavirus se había extendido a varias provincias y ciudades importantes en China, con 571 casos confirmados y 17 muertes reportadas. También se reportaron casos confirmados en otras regiones y países, incluyendo Hong Kong, Macao, Taiwán, Tailandia, Japón, Corea del Sur, Singapur, los Estados Unidos, Australia, y Canadá.
A las 2am del 23 de enero de 2020, las autoridades emitieron un aviso informando a residentes de Wuhan que desde las 10am, todo transporte público, incluyendo autobuses, ferrocarriles, vuelos, y servicios de transbordador serían suspendidos. El Aeropuerto de Wuhan, la estación de ferrocarril de Wuhan, y el metro de Wuhan se cerraron. A los residentes de Wuhan no les fue permitido dejar la ciudad sin permiso de las autoridades.[37][38] El aviso causó un éxodo de Wuhan. Se estima que unas 300,000 personas abandonaron Wuhan solo en tren antes del encierro de las 10am.[39] En la tarde de 23 enero, las autoridades empezaron a cerrar algunas de las carreteras importantes que salen de Wuhan.[40] El encierro vino dos días antes del Año Nuevo chino, el festival más importante en el país, y tradicionalmente el punto más alto de la temporada de viajes, cuando millones de chinos recorren el país.
Siguiendo el encierro de Wuhan, los sistemas de transporte público en dos ciudades de nivel prefectura vecinas de Wuhan, Huanggang y Ezhou, también fueron puestas en encierro.[37] Al 24 de enero, en un total de 12 otras ciudades desde nivel condado a prefectura en Hubei, incluyendo Huangshi, Chibi, Jingzhou, Yichang, Xiaogan, Jingmen, Zhijiang, Qianjiang, Xiantao, Xianning, Dangyang y Enshi, se habían impuesto restricciones de movimiento, llevando el número de personas afectadas por la restricción a más de 40 millones.[41]
La alerta de la Organización Mundial de la Salud, aun sin conocerse todavía si era posible el contagio de persona a persona, hizo que se dispararan las alarmas en otros países asiáticos en los que en 2003 sufrieron el brote de SARS. Regiones y países cercanos a China pusieron en marcha los escaneos por infrarrojos a viajeros.[42]
El 13 de enero la OMS informó sobre el entonces primer caso confirmado fuera de China. Una mujer china de 61 años vecina de Wuhan que el 8 de enero viajó en vuelo directo de Wuhan a Tailandia en compañía de cinco miembros de su familia en un grupo de dieciséis personas. Fue detectada en el aeropuerto de Suvarnabhumi (BKK) al presentar fiebre alta. Hospitalizada, el 12 de enero dio «positivo por coronavirus por reacción en cadena de la transcriptasa-polimerasa inversa (RT-PCR)». «Informó de que había visitado regularmente un mercado local de productos frescos en Wuhan antes de la aparición de la enfermedad el 5 de enero de 2020. Sin embargo, no informó de que hubiera visitado el Mercado Mayorista de Mariscos del Sur de China, donde se detectaron la mayoría de los casos».[43][44]
Según posteriores informaciones en medios de comunicación, el COVID-19 ya estaría presente en Europa en diciembre: en París según El Periódico[45] y en Milán y Turín según El País.[46]
La Comisión Nacional de Salud de China confirmó el 20 de enero de 2020 que el nuevo coronavirus se transmitía entre humanos.[47] Al mismo tiempo, empezaron a darse casos de la enfermedad entre personal sanitario y el virus saltó a Corea del Sur.[48] La OMS advirtió de que podría originarse una epidemia internacional,[49] temor que se incrementó por la cercanía de las celebraciones del Año Nuevo Chino, durante las cuales muchos millones de personas se desplazan de una provincia a otra.[50]La cuarentena, restricción a la movilidad nocturna y aislamiento por la pandemia de COVID-19 fueron las acciones generadas por los recortes de libertades decretados en varias partes del mundo, con el fin de controlar la expansión de la enfermedad del COVID-19.[51]
Los gobiernos nacionales o regionales ordenaron el cierre de establecimientos no esenciales, y que los ciudadanos permanecieran en sus hogares, saliendo únicamente para trabajar —si estuviese exceptuado— o para adquirir necesidades básicas (alimentos, medicinas, etc.).
Las medidas encompasaron a más de la mitad de la población mundial, y provocaron que muchas industrias, fábricas y empresas de todo tipo reduzcan su actividad habitual, trabajen en condiciones restringidas; e incluso cesen temporal o definitivamente sus actividades, especialmente en establecimientos no esenciales como ser: restaurantes, bares, centros educativos, centros comerciales, cines, negocios minoristas y toda actividad o evento que implique aglomeraciones; causando por ende un gran impacto socioeconómico en gran parte del mundo. De esta forma, la COVID-19 generó un descenso brusco del número de empleados durante el primer semestre de 2020, más fuerte en las mujeres que en los hombres.[52] Aunque hasta ahora se mantiene la representatividad de hombres y mujeres en los sectores en su conjunto, sí se observa un efecto composición en las mujeres ocupadas, que reducen su peso en la hostelería frente a una subida en las actividades sanitarias y de servicios sociales.[52] Son precisamente los sectores con peor comportamiento en términos de empleo los que han aumentado en mayor medida la representatividad de las mujeres.[52]
Si bien hay varios tipos de cuarentena en diferentes países del mundo (como la nacional, o la parcial: que va por ciudades y/o regiones); estas cuarentenas por lo general en principio implican un aislamiento estricto y suspensión de la mayoría de las actividades no esenciales, para luego ir desescalando o flexibilizando las medidas y retornar paulatinamente a la normalidad con las medidas de prevención, como son el distanciamiento físico, evitar aglomeraciones, la higienización de las manos, el uso de la mascarilla, entre otros.
La primera cuarentena directa por la pandemia de COVID-19 tuvo lugar en la República Popular China, cuando el gobierno ordenó el encierro de la provincia de Hubei el 23 de enero de 2020 que incluía a Wuhan, ciudad en donde apareció el SARS-CoV-2 que origina la enfermedad.
En lo que respecta al rumbo ambiental, las emisiones de gases de dióxido de nitrógeno cayeron a niveles mínimos históricos a 6 % a nivel mundial repartido entre las producciones cesadas en China y la Unión Europea.[53] Provocó la caída del precio del petróleo a 1,8 millones en barriles de crudo, según Rystad Energy.[54] En varios países se abrieron museos virtuales a causa del confinamiento, para distraer a la población.[55] Discord registró una caída el 16 de marzo por su excesivo uso durante la pandemia.[56]
Algunos países de Europa vivieron la segunda oleada de casos por coronavirus en aumento desde mediados de octubre de 2020 como el caso de Francia, Países Bajos, Reino Unido, Alemania, República Checa, Eslovaquia, Malta, Rumania, Eslovenia, Irlanda, Grecia, Italia, Austria, entre otros, tomando medidas como la restricción a la movilidad nocturna, cierre de bares, restaurantes, cines y actividades comerciales no esenciales, uso obligatorio de mascarillas, prohibición de reuniones sociales. Otros países como España incluso vivieron su tercera oleada.El 8 de marzo de 2020, Arabia Saudita inició una guerra de precios con Rusia, lo que provocó una caída importante en el precio del petróleo. El precio del petróleo de los Estados Unidos cayó un 34 %, el precio del crudo cayó un 26 % y el del petróleo Brent un 24 %.[58] La guerra de precios fue provocada por una ruptura en el diálogo entre la Organización de Países Exportadores de Petróleo y el Gobierno de la Federación de Rusia sobre los recortes de producción de petróleo propuestos en medio de la pandemia de coronavirus 2019-20. Los precios del petróleo ya habían caído un 30 % desde el comienzo del año debido a una caída en la demanda.[59] La caída de los precios fue una de las causas del colapso del mercado de valores global el 9 de marzo de 2020, conocido coloquialmente como Lunes negro.
La reducción en la demanda de viajes y la falta de actividad fabril debido al brote impactaron significativamente la demanda de petróleo, haciendo que su precio cayera.[60] A mediados de febrero, la Agencia Internacional de Energía pronosticó que el crecimiento de la demanda de petróleo en 2020 sería el más pequeño desde 2011.[61] La caída de la demanda china resultó en una reunión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para discutir un posible recorte en la producción para equilibrar la pérdida de demanda.[62] Inicialmente, el cartel llegó a un acuerdo tentativo para reducir la producción de petróleo en 1,5 millones de barriles por día después de una reunión en Viena el 5 de marzo de 2020, lo que llevaría los niveles de producción al nivel más bajo desde la guerra de Irak.[63]
El 8 de marzo de 2020, Arabia Saudita anunció inesperadamente que aumentaría la producción de petróleo crudo y lo vendería con un descuento (de $ 6 a 8 por barril) a clientes en Asia, Estados Unidos y Europa, luego del colapso de las negociaciones mientras Rusia se resistía la llamada a cortar la producción. Los mayores descuentos se dirigieron a clientes petroleros rusos en el noroeste de Europa.[64] Antes del anuncio, el precio del petróleo había bajado más de un 30 % desde el comienzo del año, y tras el anuncio de Arabia Saudita, cayó un 30% más, aunque luego se recuperó un poco.[65][66] Brent Crude, que solía cotizar dos tercios de los suministros mundiales de petróleo crudo, experimentó la mayor caída desde la Guerra del Golfo de 1991 en la noche del 8 de marzo. Además, el precio del West Texas Intermediate cayó a su nivel más bajo desde febrero de 2016.[67] El experto en energía Bob McNally señaló: «Esta es la primera vez desde 1930 y 1931 que un choque masivo de demanda negativa ha coincidido con un choque de oferta» en ese caso, fue la Ley de Aranceles Smoot-Hawley que precipitó un colapso en el comercio internacional durante la Gran Depresión, coincidiendo con el descubrimiento del Campo Petrolífero del Este de Texas durante el auge petrolero de Texas.[68] Los temores de la guerra de precios del petróleo entre Rusia y Arabia Saudita causaron una caída en las existencias estadounidenses y han tenido un impacto particular en los productores estadounidenses de petróleo de esquisto bituminoso.[69]El colapso del mercado de valores de 2020 fue un colapso global del mercado de valores que ocurrió entre febrero y abril de 2020, durante el inicio de la pandemia de coronavirus de 2020.[70][71][72]
El promedio industrial Dow Jones, el índice S&P 500 y el NASDAQ-100 cayeron en una corrección el 27 de febrero durante una de las peores semanas de negociación desde la crisis financiera de 2007-08.[73][74] Los mercados durante la semana siguiente (del 2 al 6 de marzo) se volvieron extremadamente volátiles, con oscilaciones del 3 % o más por sesión diaria (excepto el 6 de marzo).[75][76] El 9 de marzo, los tres índices de Wall Street cayeron más del 7 % y la mayoría de los mercados mundiales reportaron severas contracciones, principalmente en respuesta a la guerra de precios del petróleo entre Rusia y Arabia Saudí.[77][78] Esto se conoció coloquialmente como Lunes Negro (Black Monday en inglés), y fue la peor caída desde la Gran Recesión en 2008.[79][80] Tres días después del Black Monday hubo otra caída, Jueves Negro (Black Thursday en inglés), donde las acciones en Europa y América del Norte cayeron más del 9 %. Wall Street experimentó su mayor caída porcentual en un solo día desde el Lunes Negro de 1987, y el FTSE MIB cayó casi un 17 %, convirtiéndose en el mercado más afectado durante el Jueves Negro.[81][82][83]
A mitad de marzo la gravedad de la crisis obligó a intervenir a los gobiernos y a los Bancos Centrales a través de la política monetaria y la fiscal para evitar el colapso definitivo de la economía.[84][85]El colapso sanitario de 2020 es el desbordamiento acaecido en los sistemas hospitalarios de diversos países del mundo a raíz de la pandemia de COVID-19.[86] El virus ha puesto tales sistemas al límite, provocando que se vieran sobrepasados y paralizados, especialmente por insuficiencia de la infraestructura, el personal y los medios necesarios para afrontar las circunstancias epidemiológicas. La misma Organización Mundial de la Salud informó de que las muertes por enfermedades tratables pueden «aumentar drásticamente»,[87] el colapso también afecto a otros campos como la sobrepoblación en campo santos y la saturación de los servicios funerarios.[88][89][90]
Uno de los principales puntos que mostraron el colapso, fue el desbordamiento de cadáveres en calles de Wuhan (China),[91] Guayaquil y Quito (Ecuador),[92] Cochabamba (Bolivia)[93] así como la excavación de fosa comunes, morgues provisionales y sepulturas e incineraciones en masa en países como Estados Unidos,[94] Brasil,[95] Italia[96] e Irán.[97] En el continente americano los sistemas de salud ya se encontraban en una frágil crisis por la epidemia de dengue de 2019-2020 según la Organización Panamericana de la Salud, que continúa paralelamente a la pandemia de coronavirus.[98]Más del 70% de las asociaciones del CIE han documentado casos de violencia o discriminación contra los trabajadores de la salud de primera línea en la lucha contra el COVID-19. Se han observado represalias dentro de las comunidades después de informes falsos de que los trabajadores de la salud portan y propagan el virus. En particular, se ha informado de un número creciente de ataques contra enfermeras en México: por ejemplo, una enfermera fue rociada con lejía en la calle, las casas y vehículos de los trabajadores de la salud fueron quemados y fueron agredidos físicamente.[102]
Debido a la mayor tensión en una casa durante una pandemia, las niñas y las mujeres tienen probabilidades de experimentar un mayor riesgo de violencia de sus parejas y de violencia doméstica.[103][104][105] En Kosovo se ha producido un aumento del 17% de la violencia de género durante la pandemia.[106] Durante los períodos de cuarentena, las mujeres que experimentan violencia tienen acceso limitado a servicios protectores.[107][108] En los Países Bajos, el número de las llamadas a los centros de abuso de menores aumentaron un 76% en febrero de 2020 comparado con el año anterior.[109] La pandemia no solo ha colapsado servicios de salud, sino también refugios para estas víctimas. ONU Mujeres informa de forma actualizada sobre estos problemas y apoya los programas para luchar contra la violencia de género.[110] Durante la pandemia están tratando de prevenir esta violencia y facilitar el acceso a los servicios esenciales, como los servicios de salud o líneas de atención para ayudar a víctimas de violencia doméstica.[110] ONU Mujeres se dedica a compartir formas de ayudar a estas mujeres y niñas, como por ejemplo a través de donaciones, por difusión de noticias en redes sociales o por subscripción electrónica para estar al día de las novedades de ONU Mujeres.[110]
Los factores y condiciones mencionados en el primer párrafo de esta sección son duros de por sí para las mujeres. Uno de los ejemplos de esta realidad es la convivencia constante con sus maltratadores debido al confinamiento domiciliario impuesto por gobiernos de todo el mundo. República Dominicana, un país latinoamericano en vías de desarrollo, donde las mujeres que sufren violencia de género han visto agravada la situación durante el confinamiento. Antes de la pandemia y en el siguiente lapso de tiempo: de 2005 a 2015, el país ha registrado 1295 víctimas por violencia de género. Aunque, en 2019 se registraron únicamente 69 víctimas sigue siendo una cifra notable. Algunos de los condicionantes, que durante la pandemia propiciaron esta situación son los siguientes: los hombres, al igual que el resto del núcleo familiar y convivientes están en las casas durante todo el día (esto significa que las mujeres que sufrían o sufren violencia de género estarían 24 horas al día con sus maltratadores sin posibilidad de salir de casa), gran parte de las casas con recursos limitados, muy limitados o sin recursos (el 46% de las casas en este país no recibe agua potable en el interior de su vivienda);ver datos pobreza: República Dominicana y, por último, la ausencia de políticas integrales que defiendan los derechos del trabajo debidamente, aspecto que carga directamente contra las mujeres trabajadoras. Otras formas de violencia, como los matrimonios preconcertados y forzados se han visto incrementadas junto a una posible agravación de las violencias conyugales, paralelamente al resurgimiento y aumento de la frecuencia de prácticas como las mutilaciones genitales femeninas.[111]
A su vez, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) expresa su preocupación por el impacto que está teniendo la pandemia de COVID-19 en cuanto a la vida y los derechos de mujeres y niñas refugiadas y migrantes.[112]
Entre los casos más alarmantes, el impacto de la pandemia ha tenido consecuencias terribles que han aumentado los casos de violencia machista, violencia doméstica, matrimonios forzados y de trabajo infantil.[112]
En relación con la violencia, los matrimonios forzados y la explotación sexual de mujeres migrantes y refugiadas, Gillian Triggs, comisaria adjunta en ACNUR para la Protección Internacional, afirma que los efectos de la pandemia son desastrosos también para las niñas ya que se ven forzadas a dejar su educación para trabajar, ser vendidas u obligadas a casarse. Un total de 13 millones de niñas corren el riesgo de contraer un matrimonio forzado como consecuencia de la pandemia.[112]ONU Mujeres organizó del 25 de mayo al 5 de julio de 2020, en nombre del Grupo de Trabajo sobre Género de la UN Global Counter-Terrorism Coordination Compact una reunión digital global para recoger las opiniones de la sociedad civil sobre el nivel al que afecta el extremismo violento respecto a las dimensiones de género. Los participantes afirmaron que la pandemia de COVID-19 agravó las desigualdades de género existentes. Asimismo, resaltaron la necesidad de cambiar la perspectiva a la hora de abordar el extremismo violento y el terrorismo, así como de invertir en iniciativas que promuevan la igualdad de género y los derechos humanos dentro de las comunidades.
Este último párrafo es un extracto de https://reliefweb.int/report/world/promoting-peace-and-protecting-women-s-rights-contexts-affected-violent-extremism
El impacto en internet de la pandemia de COVID-19 es un fenómeno producido por el incremento de la transferencia de información por este medio. Se debe a la mayor utilización de servicios en línea, relacionados con el ocio, la enseñanza y el teletrabajo, por parte de los ciudadanos a causa de la cuarentena establecida en numerosos países.[115]
Como consecuencia de este incremento en la transferencia de información, la velocidad y disponibilidad de internet se han visto afectadas en algunos lugares. Al mismo tiempo, algunos gobiernos y organizaciones han pedido a sus ciudadanos hacer un uso responsable de la red,[116][117] y obtenido de los grandes distribuidores de vídeos por internet una reducción de la calidad de imagen para ahorrar ancho de banda.[118]La pandemia de COVID-19 ha impactado en la religión de varias maneras, incluida la cancelación de las celebraciones de diversas religiones, el cierre de las escuelas dominicales, así como la cancelación de peregrinaciones en torno a celebraciones y festivales.[119] Muchas iglesias, sinagogas, mezquitas y templos estaban ofreciendo culto a través de transmisiones en vivo durante de la pandemia.[120]
Las organizaciones religiosas han colaborado a paliar los efectos de la pandemia realizando donaciones económicas, de material sanitario o de alimentos. Se han enviado suministros de desinfección, respiradores purificadores de aire, protectores faciales, guantes, reactivos de detección de ácido nucleico de coronavirus, ventiladores, monitores de pacientes, bombas de jeringa, bombas de infusión y alimentos a las áreas afectadas,[121] e incluso han ofrecido pruebas gratuitas de COVID-19 al público.[122] Surgieron iniciativas para ofrecer escucha psicológica o acompañamiento a personas que se encontraban solas durante la cuarentena. También se pusieron a disposición de las autoridades civiles edificios religiosos para su uso como albergues u hospitales improvisados.
Los partidarios de muchas religiones se han reunido para rezar por el fin de la pandemia de COVID-19, para que Dios ayude a los afectados y dé a los médicos y científicos la sabiduría para combatir la enfermedad;[123][124][125] En los Estados Unidos, el presidente Donald Trump designó el 15 de marzo de 2020 como un Día Nacional de Oración para que los estadounidenses busquen la ayuda de Dios en medio de la pandemia.[126][127] El 27 de marzo, el papa Francisco presidió un momento extraordinario de oración en el atrio de la Basílica de San Pedro, en el que impartió la bendición Urbi et orbi.[128]La pandemia de COVID-19 ha impactado sobre la producción y distribución de alimentos, lo que pone en riesgo la seguridad alimentaria de vastos sectores de la población de la mayoría de los países.[136]
El sistema de abastecimiento y distribución de alimentos consta de varias etapas, necesarias para que los productos básicos no elaborados en su lugar de origen lleguen a los consumidores finales.[137] La interrupción de cualquiera de las etapas, —por ejemplo el transporte, la elaboración en plantas manufactureras, la distribución mayorista y minorista—, afecta a la totalidad del sistema.[138]
La gran mayoría de las estrategias diseñadas para minimizar los impactos negativos de la pandemia están relacionadas con la asistencia y la protección de los diversos actores de la cadena de suministros de alimentos, que incluyen a los productores de bienes primarios, las industrias de elaboración de productos, los mercados locales de abastecimiento y la logística que enlaza a todo el sistema.[139] La asistencia directa e inmediata a las poblaciones vulnerables[140] y la coordinación de políticas entre los distintos gobiernos son algunas de las medidas propuestas a fin de evitar la crisis alimentaria a escala global.[141]La pandemia de COVID-19 afectó a los sistemas educativos en todo el mundo. Casi la totalidad de instituciones educativas de todos los niveles cancelaron sus actividades presenciales, en cumplimiento de las disposiciones adoptadas por las autoridades de los distintos países, tendientes a disminuir la propagación de la pandemia y sus consecuencias fatales.
Según un informe de UNICEF, aproximadamente, 1287 millones de alumnos, alrededor del 90% del total de estudiantes del mundo, fueron afectados por el cierre de las instituciones educativas para inicios de mayo del 2020. Específicamente,182 países continuaban la interrupción total de los servicios de educación y 8 lo hacían parcialmente de modo local en distintas jurisdicciones.[142] Por consiguiente, millones de niños, jóvenes y adultos tuvieron que enfrentarse a una serie de obstáculos relacionados con su nivel de conocimientos en tecnología de la información y las comunicaciones (TIC) para continuar recibiendo su educación de manera remota.
Según datos del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), compartidos por el Sistema de Información de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de México, sólo el 34.4% de la población de los Estados Unidos Mexicanos sabe cómo enviar y recibir un correo electrónico. Las mismas encuestas arrojaron que, únicamente, el 36.3% crea y edita archivos de texto.[143] Siendo estas dos herramientas las más necesarias para la educación a distancia o en línea en tiempos de COVID-19.
El cierre de escuelas debido a las restricciones de la pandemia de COVID-19, ha evidenciado diversos problemas sociales y económicos,[144] incluida la deuda estudiantil,[145] el aprendizaje digital,[146][147] la inseguridad alimentaria,[148] la carencia de un lugar permanente para residir,[149][150] el acceso a servicios de salud,[151] el acceso a internet,[152] los servicios destinados a personas con alguna discapacidad,[153] entre otros. El impacto ha sido especialmente negativo en las niñas y jóvenes, especialmente aquellas con diversidad funcional o que viven en espacios rurales, pobres o aislados, dado que suelen abandonar los estudios antes para poder dedicarse al trabajo doméstico. Para solucionar los problemas económicos familiares, se vuelven más vulnerables al matrimonio infantil y otras formas de violencia.[154]
En respuesta al cierre de escuelas, la UNESCO recomendó el uso de programas de aprendizaje a distancia y aplicaciones o plataformas educativas abiertas[155] que las escuelas y los maestros puedan utilizar para llegar a los alumnos de forma remota y limitar la interrupción de la educación.[156] Por lo menos 100 países adoptaron alguna forma no presencial o digital, a fin de no interrumpir totalmente la continuidad de los procesos de enseñanza - aprendizaje. Un número similar de países optaron por mantener el cierre de los establecimientos hasta que las tasas de propagación bajaran a límites no riesgosos.[157]
La pandemia por la enfermedad del coronavirus puede profundizar la crisis de aprendizaje global[158] e incrementar significativamente el número de estudiantes afectados por el fenómenos llamado pobreza educativa. Más del 50% de los niños de países de ingresos medio o bajo se encuentran en dicha situación.[159] La desigualdad educativa ya existente puede incrementarse exponencialmente, debido a las diferencias en el acceso a elementos básicos como un escritorio o espacio destinado a su quehacer académico donde realizar las tareas o el instrumental tecnológico, sumada a las diferencias del nivel educativo alcanzado por los padres o cuidadores, responsables en esta instancia de apoyar el proceso de aprendizaje de los niños.[160]La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto significativo en la industria de la aviación debido a las restricciones de viaje resultantes así como por la reducción de la demanda de vuelos. Lo anterior ha ocasionado que los aviones vuelen vacíos entre aeropuertos, se hayan cancelado vuelos, se hayan cerrado aeropuertos y que la gran mayoría de aviones se encuentren en tierra. Las aerolíneas han jugado un papel directo en la forma en que la enfermedad COVID-19 se propagado alrededor del mundo.[161][162]
De acuerdo al cuarto informe de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo del 14 de abril de 2020, se estima una reducción de ingresos del 55% a nivel global para el 2020 por venta de pasajes.[163] Los fabricantes de aviones y los operadores de aeropuertos también han despedido empleados. Según algunos comentaristas,[164] la crisis resultante es la peor jamás encontrada en la historia de la aviación.Se ha dado la cancelación de todo tipo de eventos, por una razón fundamental e importante, y es que en estos eventos se da la aglomeración de gente que conllevaría al aumento de posibilidades de contraer esta enfermedad, entonces los estados de diferentes países están tomando esta como una medida más a la lista, para evitar la propagación del Covid-19.