Jezabel | ||
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Información personal | ||
Nacimiento |
c. 900 a. C. Sidón (Líbano) | |
Fallecimiento |
842 a. C. Tel Jezreel (Israel) | |
Causa de muerte | Defenestración | |
Nacionalidad | Sidón | |
Ciudadanía | Reina de Israel | |
Etnia | Fenicia | |
Religión | Politeísmo semítico | |
Familia | ||
Familia | Casa de Omri | |
Padres | Ithobaal I | |
Cónyuge | Acab | |
Hijos | ||
Información profesional | ||
Ocupación | Reina de Israel | |
Cargos ocupados | Reina consorte | |
Género | Femenino | |
Jezabel (en hebreo: איזבל, romanizado: Izevel; en griego antiguo: Ιεζάβελ, romanizado: Iezábel, latín: Jezabel) según el Tanaj (Antiguo Testamento) fue la reina consorte de Ajab, séptimo rey de Israel entre los años 874 y 853 a. C.
La descripción bíblica de la reina gira a su entorno, cultura y consecuencias, en la movida política y audaz del rey de Israel cuando este contrae matrimonio con la hija de Itobaal, rey de Tiro (Fenicia).
Como reina de Israel promueve el culto a los dioses fenicios Baal y Astarot, mientras distancia el ya establecido culto nacional a Yahweh, provocando un enfrentamiento religioso. La Biblia la acusa de inmoralidad e idolatría. Finalmente fue arrojada desde los muros de su palacio por sus propios sirvientes, según cuenta la tradición, hartos de su opresión y costumbres exageradamente libertinas.
Jezabel es la versión latina con la variante caligráfica «iezabel» que su vez viene del griego Ιεζάβελ iezábel, como adaptación del hebreo איזבל Yzebel / Yezebel.
La Guía de Oxford sobre personas y lugares de la Biblia afirma que el nombre «se entiende mejor» como איזה.בעל Yēze-baʿal '¿Dónde está Baal?', un grito ritual de las ceremonias de adoración a Baal, durante los períodos del año en los que se consideraba que el dios estaba en el inframundo.
Pudo haber sido un cognado de la forma original del nombre, ya que se sabía que los israelitas a menudo alteraban los nombres personales que invocaban el nombres de dioses extranjeros.
El nombre con puntos de los masoretas (אִיזֶבֶל) se han especulado como una distorsión deliberada destinada a crear un vínculo entre el personaje y la basura, es decir, la suciedad y la inmundicia, mientras que originalmente, la palabra significaría «altísimo», «elevado». Se pueden encontrar muchas ejemplos bíblicos como Belcebú.
Jezabel es una reina del antiguo Israel cuya historia se cuenta en los Libros de los Reyes (I y II, en el Tanaj (las Escrituras hebreas) y el Antiguo Testamento cristiano.
Es presentada como una princesa fenicia, hija del rey Ithobaal I de Sidón, que se casa con el rey Acab del Reino del Norte durante la época en que el pueblo hebreo estaba dividido en los reinos del Norte (Israel) y el Sur (Judá). En el relato bíblico, esta reina aleja al rey Acab del culto monoteísta a Yahweh (el Dios nacional de Israel y Judá) y reinstaura el culto politeísta, cuyas figuras principales son, El, Baal y Asherah, a quien adoraban los fenicios y otros pueblos semíticos.
Acab y Jezabel permitieron que en Samaria funcionaran templos dedicados a los Baales (Baal, Asherah, entre otros) por lo que entra en contradicción con el culto nacional a Yahweh, y la adoración a otros dioses que recibían respaldo legal. Esto genera una serie de conflictos con el culto monolátrico ya establecido en Israel y tensiones con la vecina Judá, y se la acusa de inmoralidad e idolatría. La nueva creencia se impuso a los ancianos de Israel y al mismo rey, con lo que generó un cambio cultural importante, adoptando el sistema de vida permitido por el dios Baal, lo que generó una serie de conflictos religiosos de gran importancia.
Gracias a esto, Jezabel intentó proscribir el culto al Dios Yahweh y convencer a los hebreos para que siguieran los preceptos establecidos por los dioses fenicios y cananeos, Ishtar (diosa babilónica del amor), y a otros dioses extranjeros. Según el texto bíblico, es en este punto Yahweh en sus celos, condena a Jezabel e Israel a la sequía y con ello a la hambruna.[1] Yahweh envía sus profetas al rey Ajab, para tratar de convencerle de volver a la religión de Yahweh. Jezabel asesina de manera sistemática a los profetas, hasta que el profeta Elías desafía a 450 profetas de Baal a una prueba para determinar cuál es el dios verdadero.
Según las escrituras hebreas en (1 Reyes, 18, 20-40) ambos bandos ofrecieron un reto que consistía en prender la leña donde se había sacrificado un buey, el dios que invocando lograra prender el fuego sería el verdadero. Baal no logró encender el sacrificio de sus seguidores, en tanto el dios Yahvé envió fuego del cielo que quemó el altar de Elías hasta convertirlo en cenizas, aún a pesar de que este había sido mojado en abundante agua.[2] Acto seguido, la audiencia siguió las instrucciones de Elías y mató a los sacerdotes de Baal,[3] ganándose la enemistad de Jezabel. Yahweh, entonces decide enviar lluvia al país después de una fuerte sequía.[4]
No obstante, Jezabel sigue teniendo mucha influencia en la corte y en la religión hebrea, ya que seguiría gobernando Israel incluso tras la muerte de su esposo.
Tras la muerte de Acab, Jezabel continúa mandando a través de su hijo Ocozías, y aún mantiene el culto al panteón semítico. Cuando Ocozías muere tras caer por una ventana y agonizar algunos días, ella continúa ejerciendo el control a través de su otro hijo, Joram.
En Reyes 2 Re 9:1-10 se dice que Yahweh habla a través del profeta Eliseo (sucesor de Elías), y sitúa a uno de sus siervos, Jehú, como rey en lugar de Joram, ordenándole: golpea la casa de Acab.... Eliseo, pues, ordena a este personaje que destrone a la Casa de Omri y restaure el culto de Judá, por lo que Jehú asesina al rey Joram cuando intenta escapar.
El usurpador Jehú se enfrenta luego a Jezabel en Jezrael y anima a sus eunucos a asesinar a la reina madre tirándola por una ventana. Lo hacen y la dejan en la calle para que sea comida por los perros. Según la Biblia, de Jezabel solo quedan el cráneo, los pies y las manos.
Jezabel aparece en el libro de Apocalipsis en una visión de Juan en la que Jesús le hace una advertencia. Esta descripción difiere del Tanaj y presenta a Jezabel como una «falsa profetisa» y una mujer seductora.[5] Estas cualidades hasta cierto punto, no aparecen directamente en el Libro de los Reyes y, por lo tanto, el cristianismo añade luz adicional sobre su figura en la tradición judía clásica.
De acuerdo con Israel Finkelstein,[6] el casamiento entre el rey Ahab y la hija del rey fenicio fue un signo del poder y el prestigio del reino norteño de Israel y del propio rey. El autor dijo que esto era un «brillante logro de diplomacia internacional».[6] Dice que las inconsistencias y anacronismos en las historias bíblicas de Jezabel y Ahab parecen más «una novela que una crónica precisa».[6] Entre otras inconsistencias, Reyes 1, 20 dice que «Ben-Hadad rey de Aram» invadió Samaria durante el reinado acabeo, pero este evento no tuvo lugar hasta más tarde en la historia de Israel.[7] Los dos libros de Reyes deuterocanónicos fueron compilados más de doscientos años después de la muerte de Jezabel. Finkelstein nota que estos relatos están «obviamente influenciados por la teología de los escritores del siglo séptimo a. C».[6] Los compiladores de las historias bíblicas de Jezabel y su familia fueron escritos en el reino sureño de Judá siglos después de los eventos, desde una perspectiva de estricta monolatría. Estos escritores consideraban que el politeísmo de los miembros de la Casa de Omri no era tolerado. Asimismo, eran hostiles al reino del norte y su historia, ya que Samaria era un rival de Jerusalén.[6] De acuerdo con el doctor J. Bimson, del Trinity College de Bristol, Reyes 1 y 2 no son «una historia directa, sino un relato que contiene su propio comentario teológico».
Un sello del siglo IX a. C. descubierto en 1964, tiene una inscripción parcialmente dañada con las letras «YZBL» que según los apologistas de la Biblia podría significar «perteneciente a Jezabel», no obstante, hay algunos problemas con esta hipótesis. Aunque el sello empieza con la inscripción de la letra yodh, el nombre Jezabel empieza con una aleph, que falta en el sello; más aún, el posesivo lamedh que se traduciría como «perteneciente a (…)» no está presente. Sin embargo, sería enteramente deducible que estas letras simplemente estuviesen donde está dañado. Más allá de esto, los estudiosos no se ponen de acuerdo de si esto constituye una evidencia de apoyo al relato bíblico. Algunos de ellos han notado que su delicadeza puede ser un indicio de que fue usada por la realeza.[8]